Hipatia de Alejandría es calificada por la historia como la última filósofa griega. Entre sus seguidores tenía personajes muy influyentes de la época, y es posiblemente por esta causa por la cual nos han llegado sus enseñanzas. Durante su tiempo gozará de una gran autoridad moral, relevancia ética, rectitud de vida y grandes proezas intelectuales. No era cristiana, sino que sus creencias procedían más bien del mundo pagano (griego, para ser más precisos).
Hipatia fue asesinada en medio de un conflicto causado por grandes exaltados de la época: Cirilo, patriarca y obispo de Alejandría, buscó siempre la reconciliación en el mundo cristiano, así lo demuestran sus escritos, cartas y homilías y otros textos que nos han llegado de la época. Sin embargo, grandes exaltados de este tiempo como el prefecto Orestes no hacían más que provocar a los que no pensaban como ellos. Caían muchas veces en la burla y el menosprecio hacia los cristianos que deseaban ser fieles al mensaje apostólico y a la tradición de la Iglesia de Roma.
Para que entendamos bien el contexto histórico, es una época de grandes confusiones. Aparecen numerosas ideologías, diversas corrientes filosóficas, grupos minoritarios religiosos, y se fomenta la aparición de varios grupos pequeños de cristianos, es decir, es una época idónea para la aparición de sectas.
La muerte de Hipatia no puede verse envuelta en medio de todo ese conflicto sin más. Algunos cristianos quieren preservar la tradición venida de los apóstoles y otros quieren innovar, según su criterio, el mensaje del Evangelio (vamos que querían crear una secta). En medio de ese conflicto entre cristianos, Hipatia es asesinada.
Hipatia era pagana, lo que no podemos decir que fuese atea. Tenía muchos amigos obispos y un buen número de cristianos simpatizaban con ella en numerosos puntos de su reflexión filosófica. Su filosofía platónica le hacía ser monoteísta, quizás de ahí su amistad y buena sintonía con un buen número de cristianos.
La figura de Hipatia ha sido manipulada a lo largo de la historia con el fin de atacar a la Iglesia Católica. La vinculación del patriarca Cirilo en el asesinado de Hipatia, nada que ver con la realidad. Nunca se dio aquel es hecho. Es más, el asesinato de esta mujer fue llevado a cabo por un número de exaltados, casi diríamos hoy terroristas. En ese grupo no encaja la figura de Cirilo, ni hay pruebas que lo afirmen.
Otros han intentado poner de relieve la figura de un feminismo antiguo. Entre los grupos polémicos había también mujeres. No cabe tampoco ese criterio del pensamiento contemporáneo trasladado al mundo antiguo, cualquier historiador que se precie, sabe que carece de veracidad en dicha argumentación.
El colmo de los colmos nos vino en el año 2009 con la película “Ágora” por parte del polémico director de cine Alejandro Amenábar. La manipulación histórica y la falta de rigor en la argumentación sirve para el entretenimiento, pero estábamos como el “Código da Vinci” o una novela de JJ. Benítez. Todos estos escritos o películas siempre he pensado que tienen un denominador común: me imagino cosas, manipulo la historia, me aprovecho de ello para ganar dinero con un único fin, atacar a la Iglesia.
A raíz de esa moda y por la vuelta del personaje de Hipatia a raíz de la película, desde el año 2010, han proliferado algunos grupos que quieren llevar su nombre. Estos se autodefinen como “arreligiosos” y “sin ninguna ideología”, algo que para la propia Hipatia sería impensable. Pero es que, además, en vez de fomentar el monoteísmo o la filosofía platónica, tal y como haría Hipatia, se fomenta la “religiosidad” oriental (ya no son “arreligiosos, ni ateos”, su argumentación carece de sentido). Toda esa religiosidad oriental, puede estar bien para quién la practique (cuidado los católicos con el “New Age”, no es compatible con la fe). Pero sin lugar a dudas, asociar la figura de Hipatia con mundo oriental, es precisamente falso.
Como muchos os preguntaréis, y ¿por qué el “New Age” no es compatible con la fe cristiana? O ¿qué es el “New Age”? La semana que viene os escribo sobre ello.
