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Juanjo Braulio: «Los Borja son muy valencianos, porque fueron apabullantes y efímeros como una buena mascletà»

El autor Juanjo Braulio presenta en Gandia su último libro "En el nombre del poder"

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Juanjo Braulio, escritor y periodista valenciano, presenta en Gandia este jueves 2 de mayo su último libro «En el nombre del poder», una novela histórica con ritmo de thriller sobre los Borja.

En SOM GANDIA hablamos con el autor sobre esta familia tan universal, que el describiría como «una buena mascletà», y las luces y sombras que les han rodeado a lo largo de cinco largos siglos.

¿Qué le inspiró a escribir una novela con los Borja como tema central?

Básicamente creo que dos cosas. Una, descubrir que en el terreno de la ficción histórica, todo lo que hay sobre los Borja es una continuación de la leyenda negra, con las mismas mentes y las mismas ignominias de siempre, de incesto, veneno, depravación, en fin, toda la porquería que les echaron encima durante años. Otra cosa es en el ensayo histórico, que ahí la leyenda negra no está y de hecho se combate. Pero en la ficción no se ha hecho nada para combatir esta “basura” que echaron sobre ellos.

Y después también, pues como valenciano y también como gandiense por gananciales, creo que los valencianos teníamos una deuda con ellos, para conocerlos, saber lo que fueron y disfrutar con su epopeya, porque lo que hicieron fue extraordinario, como aquella familia de la pequeña nobleza de Xàtiva, que eran un poquito más que labradores ricos, y en un tramo de tiempo muy corto, de 50 años aproximadamente, desde la elección de Calisto Tercero en 1455 a la muerte de Alejandro VI en 1503, que son básicamente eso, 50 años, se hicieron con el poder de toda Europa, se hicieron con la institución más importante de Europa como es el papado. 

Y también la tragedia o la ironía que tiene la historia, que con la misma rapidez que lo consiguieron todo, lo perdieron todo en el transcurso de pocos años. Por eso digo yo que los Borja son muy valencianos, porque fueron tremendos, terribles, apabullantes y efímeros como una buena mascletà.

Gracias a una ayuda del Ministerio ha podido estar en Roma .¿Cuál fue el proceso de investigación en Roma?

A Roma fui por una ayuda del Ministerio de Cultura que daba una serie de ayudas para autores que tuvieran un proyecto y necesitaran de una estancia en el extranjero, una estancia de dos meses que yo solicité, presenté el proyecto de la novela de los Borgia y me la concedieron. 

Bien es cierto que dado que yo soy novelista y no historiador, yo tampoco necesitaba, digamos, consultar la documentación del archivo secreto Vaticano ni cosas por el estilo. Pero sí caminar, impregnarme del mismo aire, de las mismas calles que conocieron los Borgia en una Roma evidentemente muy distinta de la que ellos conocieron. Roma era una especie de campo de batalla entre las distintas familias romanas. Pero bueno, si sabes dónde mirar, se pueden conseguir muchas cosas.

Es muy interesante seguir al espectro de Alejandro VI y de César por las calles de Roma y también por el propioPalacio apostólico y los apartamentos Borgia y la Torre Borgia que sigue estando exactamente dónde estaba, aunque lamentablemente muchos de los turistas que van, y especialmente turistas españoles y valencianos, pasan por allí sin siquiera enterarse de qué es lo que están viendo.

¿Qué aspectos o qué elementos de la historia de los Borja le han llamado más la atención?

La verdad es que tanto tiempo conviviendo con ellos ya los considero casi parte de mi familia. Hay veces que los puedo ver. Pero creo que básicamente fue su atrevimiento, su ambición, su sabiduría, es decir, el darse cuenta de que ellos también podían conseguirlo, también podían lograrlo y para ello fueron más rápidos, más listos, a veces más crueles que sus adversarios y que hay veces que fueron lobos entre lobos, pero también tuvieron sus luces. 

Al papa Alejandro se le debe muchas cosas y la historia no ha sido justa con él. Para empezar que toda América Latina hable castellano gracias a él. Que los papas consiguieran gobernar la Italia central hasta la unificación italiana en 1858, fue gracias a él, que es el que asienta las bases de los Estados Pontificios, porque hasta ese momento el Papa estaba siempre a merced de ejércitos mercenarios que contrataba y se pasaban al otro bando. Él es el primero que crea una estructura para el Vaticano de estado moderno, es decir, con él, él es el primer Papa que es el verdadero príncipe de sus estados, principal gobernante. El papa Alejandro, tras la muerte de Juan, del segundo duque de Gandia, intenta hacer una reforma de la Iglesia, una reforma en profundidad que acabara con los excesos que ya se detectaban, el problema es que el rey de Francia le invadió, con lo cual no la pudo ni empezar.

Todas estas cosas son profundamente desconocidas. Y casi todo el mundo se queda de los Borgia con el incesto, asesinato, depravación, cuando su vida real es mucho más interesante que todas esas cosas, que además son falsas.

Son completas falsedades y es que otro de los grandes errores que cometieron los Borja fue no prestarle atención a un invento que era muy nuevo entonces, nuevo en términos de aquella época, tenía unos 40 años aproximadamente, pero no pensaban que fuera peligroso, no pensaban que tuvieran que temer nada de él. Se llamaba la imprenta. ¿Imagínate el fallo, no? No ver el poder que tenía aquello.

Y dentro de toda esta historia, ¿qué elementos del thriller has incorporado?

Básicamente el ritmo. Ahí sí que me he tenido que permitir licencias. Hay que pensar que estábamos en una sociedad donde las comunicaciones eran lentísimas y he tenido que imprimirle ritmo para nuestra visión del siglo XXI.

Pero es cierto que  el ritmo de Thriller ha venido por la propia historia, por las propias intrigas.

¿Está Gandia presente en este libro?

Aparece Gandia en sus justos términos porque el ducado de Gandia se lo compra el papa al rey Fernando el Católico. Entonces sí, efectivamente, sí que aparece Gandia porque Juan está aquí. Juan está en Gandia durante los dos años anteriores a su muerte en Roma, que es duque de Gandia porque lo envió su padre.

En la segunda parte, que sale en octubre, Gandia aparece un poco más. María Enríquez ya hacía aquí cosas, ya intentaba que César fuera juzgado, porque María Enríquez siempre acusó a su cuñado, a César, de estar detrás del asesinato de su marido.

Es una biología. Esta es autoconclusiva, termina en 1498, cuando César, después de la muerte de Juan renuncia a ser cardenal. Y ahí es donde termina esta primera parte. Y la segunda parte se centra más en la figura de César, la figura de César Borgia, del hijo del Papa y de sus intentos de constituir un principado Borgia. Y bueno, como Fernando el Católico lo traicionó, su cuñada, María Enríquez, duquesa de Gandia, le reclama para que sea juzgado porque lo acusaba de estar detrás de estar detrás del asesinato de su marido.

Una de sus novelas ya ha traspasado la pantalla. ¿Piensa que ésta también se podría adaptar?

Sí, perfectamente. Los Borja tienen un recorrido en la ficción prácticamente inagotable. Hay dos series ya y varias películas de ellos. Hay varias cosas ya hechas, con mayor o menor fortuna.

Yo no he encontrado ninguna que me satisfaga del todo, pero he llegado a la conclusión de que a lo mejor sería imposible hacer una que lo haga, entre otras cosas porque es que son demasiado grandes, demasiado amplios, demasiado ricos. Es decir, no creo tampoco que mi novela sea la novela definitiva sobre los Borja. 

Siempre hay un aspecto, un ángulo, algo que otro que puedes engancharte por ahí, un nuevo ángulo, una nueva visión, una nueva perspectiva, y eso es lo que los hace tan apasionantes, que no se acaban nunca, que siempre parece que es un pozo inagotable, pero eso sí, en sus justos términos.

¿Qué reflexión le gustaría que el lector sacara de esta novela?

Pues que “En el nombre del poder” se hace todo lo que va en la condición humana. El afán por el poder, la ambición, la gloria y la infamia es insaciable. 

Al Papa Borja también le faltaron siete votos un día, e  hizo lo que tenía que hacer para conseguir los siete votos, y curiosamente, él también tuvo una campaña de bulos que ha durado cinco siglos. 

El poder, la política, la lucha por el poder, siempre es la misma, da igual en la época lo que estés. Yo creo que ese es el mensaje de la novela, que es todo lo que hay que hacer cuando lo que está en juego es precisamente eso, el poder.

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