El esfuerzo, la creatividad y el trabajo en equipo han llevado al equipo de GandiaLab, encabezado por el responsable de la academia de robótica educativa, Víctor Rodrigo, a lograr un hito importante: ganar la fase local de la First Lego League y clasificarse para la final nacional que se celebrará este 29 de marzo en Ferrol. Un logro que, según los propios integrantes del equipo, no esperaban del todo, pero para el que llevaban meses preparándose con ilusión y dedicación.
Desde octubre, estos 9 jóvenes apasionados por la robótica han estado trabajando sin descanso. «Fuimos a la final anterior para ver de qué iba y cómo trabajaban los equipos», explican. Desde el momento en que se presentó la mesa de competición en septiembre, comenzaron a diseñar y programar su robot, dividiéndose el trabajo entre sesiones de miércoles y jueves, y reuniéndose todos los jueves por la tarde para desarrollar su proyecto de innovación.
El proyecto que presentan es una solución innovadora para la exploración submarina. «Hemos creado un robot especializado en la detección de redes fantasma en el fondo marino», explican. Este dispositivo utiliza inteligencia artificial para analizar imágenes y distinguir entre redes abandonadas y otros elementos del ecosistema. Además, han desarrollado un segundo robot capaz de cortar estas redes de manera autónoma, evitando así que los buzos tengan que exponerse a peligros innecesarios.
El camino no ha sido fácil. «Cada año la mesa de competición cambia y hay que adaptar el robot desde cero», comentan. «Nuestro punto fuerte es el diseño del robot», afirman con seguridad. En la First Lego League se valoran cuatro áreas: los valores del equipo, el rendimiento en la mesa de competición, el diseño del robot y el proyecto de innovación. «Nos diferenciamos porque en lugar de hacer una presentación tradicional, optamos por una pasarela de modelos, lo que nos hace destacar».
El equipo está compuesto por jóvenes con diferentes edades y niveles de experiencia en robótica. «Trabajar en un equipo diverso tiene sus pros y sus contras, pero lo importante es que todas las ideas son escuchadas y debatidas», explican. De hecho, muchas de sus innovaciones han surgido de ideas que, en un principio, parecían disparatadas. «Lo importante es proponer, probar y mejorar».
Ahora, con la final nacional en el horizonte, sienten una gran responsabilidad, pero también una enorme ilusión. «Sabemos que nos enfrentaremos a equipos muy fuertes, pero confiamos en nuestras posibilidades», comentan. «Hemos mejorado el diseño del robot, la maqueta, la presentación y hemos optimizado nuestra programación, sumando 160 puntos más en nuestra puntuación técnica con respecto a la fase de Alicante».
El equipo ha dedicado incontables horas a su preparación, casi convirtiendo el laboratorio en su segunda casa. «Si pudiéramos, haríamos hasta un campamento aquí», bromean. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, aseguran que lo más difícil del proyecto ha sido encontrar la idea inicial. «Una vez tienes claro lo que quieres hacer, el resto es trabajo, dedicación y mucha prueba y error».
Más allá de la competición, los integrantes del equipo destacan el impacto positivo que esta experiencia tiene en su desarrollo personal. «Nos ayuda a trabajar en equipo, a mejorar nuestra disciplina y a aprender a exponer nuestras ideas con claridad», afirman. «El día de mañana, cuando tengamos que presentar un proyecto a una empresa, esta experiencia nos será muy útil».
Ahora, con la vista puesta en la final, el equipo de GandiaLab se prepara para demostrar todo su talento y esfuerzo en Ferrol. «Nuestro objetivo inicial ya lo hemos cumplido al llegar hasta aquí», concluyen. «Pero vamos a dar lo mejor de nosotros para intentar llegar aún más lejos».




