Una segunda oportunidad para las mascotas abandonadas Cuando decidimos tener un animal de compañía debemos asumir la responsabilidad que conlleva. De forma inexplicable y natural, todos nos sentimos atraídos por un cachorro de 1 semana o por unos gatitos recién nacidos y tomamos la decisión de acogerlos para que formen de la familia. Sin embargo, debemos ser conscientes de que nuestras mascotas crecerán y necesitarán cuidados mínimos, un espacio propio y dependerán de nosotros, siendo los responsables de cubrir sus necesidades.
En el momento en el que conectamos con un animal y decidimos adoptar, los primeros días se han de aprovechar porque pasan muy rápido. Es muy bonito ver cómo crecen y aprenden, queriéndonos cada vez más, llegando a saber cuando los llamamos por su nombre. Nos damos cuenta del cariño que sentimos hacia ellos, incluso en momentos en los que debemos regañarles, ya bien porque han roto algo en casa o están haciendo trastadas que no deben, no pudiendo evitar sonreír, acariciarle la mejilla o rascarle la barriga.
Debemos tener claro que este amor comprendido es mutuo, que nuestras mascotas entenderán que forman parte de nuestro hogar y de que comparten su vida de forma recíproca. Progresivamente madurarán y cada día entenderán mejor las rutinas e incluso llegarán a intuir nuestro estado de ánimo, si enfermamos o si estamos en situación de peligro, actuando de forma protectora y cariñosa. Por otro lado, ellos sabrán, entre otras cosas, cuáles son sus horas de juego y ocio y cuándo es hora de salir de casa a pasear, encontrando su espacio para comer y hacer sus necesidades.
Con el tiempo, la sociedad se ha ido volviendo más consciente de todo lo que comporta tener una mascota en casa. También, las grandes campañas contra el abandono o el maltrato de animales cada vez están siendo más efectivas y respetadas por la ciudadanía, consiguiendo reducir notablemente el recuento de animales abandonados. Como sociedad, debemos seguir mejorando estas cifras, esperando no tener que contar ninguna más.
También vemos adaptaciones y cambios de normativas respetuosas para la convivencia entre mascotas en el entorno urbano, así como en el transporte público, en el cual se permite el acceso a animales de compañía, espacios en parques llamados “pipi-can” donde pueden correr y gastar su energía y disfrutar con otros animales sin la necesidad de correa. En zonas costeras, también encontramos las denominadas “playas caninas”, en la que los animales pueden correr y bañarse en el mar. Igualmente, de forma contraria y no menos respetuosa, existen las multas por no recoger excrementos y algunas medidas tomadas por el interés de todos.
Se dice que los perros son los mejores amigos del hombre, sin embargo, no lo parece. La limitación de acceso de los perros a muchos sitios es muy alta. Debería suceder como en otros países donde el acceso es permitido, se ha visto en oficinas, ejemplo de ello es la cadena WeWork, donde facilitan alimentos o juguetes, o en campeonatos deportivos mentales, como es el caso de Bruno y sus perros que se llevó a Las Vegas.
Actualmente los servicios de adopciones y mascotas perdidas, se ocupan de encontrar una nueva familia para el animal en cuestión y sobre todo son responsables y especializados asesorando sobre cuáles son los más adecuados, según el espacio y el tiempo del que se disponga para prestarle atención en casa. Las actividades principales son las de recoger y salvar al animal y de conseguirles encontrar un nuevo hogar, según la vigente Ley de Protección de Animales, promulgada por los ayuntamientos colaboradores. Los primeros contratos fueron reservados para la Comunitat Valenciana a entidades sin ánimo de lucro, siendo un contrato pionero que sigue teniendo como base el nulo sacrificio de los animales.
Por lo tanto, antes de adoptar, hay que ser realmente conscientes de que tener una mascota conlleva diversas e importantes responsabilidades que serán siempre compensadas por su amor incondicional y agradecimiento por haberles dado una segunda oportunidad.