«Soy una persona de Gandia que trabajo en la enseñanza desde los 23 años». Así se define Josep Alandete cuando se le pregunta quién es. En Gandia es casi tan conocido como su madre, Santi, la dueña del horno centenario famoso por sus panous sito en la Plaza María Enríquez.
Este viernes tiene lugar su puesta de largo en el Carrer Tossal, pero antes se ha dejado entrevistar por SOM GANDIA. Medio millar de personas han confirmado sus asistencia a un acto que contará con la presencia e intervención del portavoz de Compromís en el Congreso de los Diputados Joan Baldoví, y donde habrá sopar de coixinereta y música en directo.
En un momento en el que muchos huyen de la primera línea política ha decidido hacer el camino inverso. Es el candidato a la Alcaldía de Gandia por Compromís tras ganar unas ajustadas primarias: «Doy el paso porque quiero cambiar las cosas. Aporto el bagaje cosechado durante toda mi vida cívica y social. Ansia personal no tengo. Puedo aportar a mi ciudad una alcaldía de Compromís porque se eliminarían inercias que se arrastran desde los primeros gobiernos».
Su madre también va ‘a contracorriente’ porque en vez de aconsejar a su hijo que no se meta en política, como la mayoría, «está entusiasmada». Imposible actuar de otra forma con un hijo que lleva la responsabilidad cívica, social y política en vena: Jóvenes Progresistas Antifranquistas, Colectivo Ecológico de la Safor, Izquierda Unida, UPV, presidente de la Asociación de Vecinos del Centro Histórico, Bloc, Compromís…
Josep Alandete se muestra convencido de que en 2019 puede ser Alcalde de Gandia. Más si la lista de Compromís es más integradora que la de Més Gandia. Lo tiene claro, «o vamos solos o vamos con todos». Su propuesta es doble: «El proyecto de Compromís es lo suficientemente maduro y arraigado en la sociedad como para presentarse en solitario, pero no quiero que se pierda ningún voto de izquierda ni nacionalista por lo que me gustaría integrar a todas las fuerzas progresistas y de izquierda en una sola lista.
Compromís debe hacer ese ofrecimiento a Esquerra, Podemos, EU y Els Verds. No quiero que se pierdan los 3.300 votos que se perdieron en 2015 en diferentes candidaturas». «Mantengo contacto con todos y veo buena recepción en conseguirlo en casi todos, pero la asamblea de Compromís decidirá», subraya.
Defiende las primarias abiertas a la ciudadanía: «Todo vecino que quiera y comparta los ideales de Compromís puede ejercer su voto y decidir qué concejales quiere tener en el Ayuntamiento».
Josep Alandete, que impulsó en 2002 la Carta de Participación Ciudadana que contempla las consultas ciudadanas «que todavía no se han hecho» y los presupuestos participativos, tiene como ideal Suiza, «donde se consulta todo». «La ciudadanía así es más crítica y más exigente con los que gobiernan. No pueden hacer lo que quieran siempre. La participación debe ser real, no quiero estafas».
El candidato cree que a la ciudadanía le ha beneficiado que Compromís gobierne con el PSOE: «Debemos recordar legislaturas anteriores de despilfarro. Los gobiernos con Compromís han parado ese despilfarro. Con una alcaldía de Compromis es más fácil salir antes del plan de ajuste».
«A Diana Morant le pongo un 7, pero podemos conseguir el 9 si la Alcaldía es de Compromis», asegura, y también tiene claro lo primero que haría con el bastón de mando: «Mejorar la gestión del Ayuntamiento, ver dónde están los fallos para que el ciudadano tenga pronta respuesta a sus solicitudes. Serán cuatro años en los que buscaré la mejora de la gestión. Los que me conocen lo saben porque lo he hecho donde he estado. Una de mis premisas dar voz a aquellos a los que no se les escucha».
Alandete no está de acuerdo con la ampliación de la zona azul y si logra ser Alcalde… «veré qué convenio hay y lo revisaré». «La municipalización de los parkings del Prado y del Serpis ha sido un acierto aunque llega con 20 años de retraso, pero la ampliación de la ORA no ha sido lo más acertado de este Gobierno».
«No seré un alcalde que se ocupe solo de la imagen. Sé lo que es sentirse engañado y estafado y no voy a consentir que toda mi trayectoria quede empañada por una contradicción. Cuando deje de ser yo me iré a casa, que vivo cerca».