El Reto Pelayo Vida vuelve a contar con una gandiense entre sus candidatas a participar en la expedición de 2024. Aurora Merino lo tuvo claro: «el deporte me ha ayudado mucho, y esta experiencia sé que me va a hacer crecer y superarme más después del cáncer».
Los entrenamientos en alta mar han comenzado para ella, «un deporte que nunca había practicado, pero que estoy descubriendo». Tras muchas horas navegando, Merino se enfrenta el próximo 13 de mayo a la siguiente fase del Reto Pelayo Vida «donde, de las 40 que somos ahora, pasarán tan solo 16».
- ¿Qué le impulsó a participar en el Reto Pelayo Vida?
Conocí el Reto antes de ser diagnosticada con cáncer el verano pasado, gracias a Anna Blanco, participante de la pasada edición en la Patagonia. Decidí inscribirme después de completar mi tratamiento de quimioterapia en febrero. Me motivó la oportunidad de enfrentar un nuevo desafío en mi vida y demostrar que, a pesar de los obstáculos, sigo siendo capaz de superarme.
- ¿Cuál fue su reacción cuando le llamaron para decirle que había sido seleccionada como una de las candidatas?
Me quedé sorprendida y emocionada. Fue un momento de alegría, pero también de reflexión, ya que mi recuperación todavía estaba en curso y no sabía qué implicaciones podría tener en mi participación.
- El Reto Pelayo Vida de este año es a vela. ¿Había practicado alguna vez este deporte?
El desafío de este año es aprender a navegar en un velero durante 8 días en un lugar recóndito del planeta. Lo cierto es que no tenía experiencia previa en navegación, pero me he embarcado en un intenso programa de entrenamiento que incluye clases prácticas y teóricas. Estoy aprendiendo sobre la nomenclatura náutica, los nudos marinos y la navegación en diferentes condiciones climáticas.
- ¿Cuáles cree que son sus mayores fortalezas para enfrentarse a este desafío, tanto física como mentalmente?
Creo que mi capacidad para adaptarme a situaciones nuevas y mi determinación son mis mayores fortalezas. Físicamente, he trabajado para fortalecer mi cuerpo y mejorar mi resistencia. Mentalmente, estoy preparada para enfrentar los desafíos que puedan surgir durante la travesía, manteniendo la calma y la concentración en todo momento.
Al principio, las clases fueron duras ya que no tenía experiencia previa en navegación. Sin embargo, he ganado confianza y habilidad en el manejo del velero.
- Las participantes del Reto Pelayo Vida son mujeres que han tenido cáncer. ¿Le ha cambiado la perspectiva de la vida esta enfermedad?
Mi diagnóstico de cáncer llegó el pasado verano, y sí fue un momento que cambió por completo mi vida. Desde ese momento, me enfrenté a una montaña rusa de emociones, incertidumbre y desafíos.
El cáncer me obligó a reevaluar mi vida y mis prioridades. Me enseñó a apreciar las cosas simples y cotidianas, a valorar cada momento y a vivir el presente al máximo. También me dio una nueva perspectiva sobre la importancia del cuidado personal y el bienestar, tanto físico como mental. Y en ese sentido, es cierto que el deporte me ha ayudado mucho.
- ¿Cómo ha trabajado esos momentos difíciles?
Creyendo que todo lo que hacía era para sanar, porque por una parte estaba el tratamiento que me estaban dando, en el que tengo total confianza porque los médicos han estudiado mucho y son quienes llevan todo el proceso. Pero luego pienso que cada uno tiene que tomar ciertas medidas. Cambiar la alimentación, llevar una vida más saludable, reconciliarme un poco con mi cuerpo, porque sentía que lo había maltratado en el último tiempo. Tomarme la vida más sosegada, por ejemplo, empecé a meditar, a practicar yoga, a hacer atletismo.
Además, me planteé un reto personal. Sabía que durante los ocho ciclos de tratamiento habría momentos difíciles, pero después de cada ciclo, cuando comenzaba a remontar, me propuse subir una montaña. Así, en cada ciclo he logrado alcanzar una cima, pequeños retos y metas que me ayudaron mucho. Ver a mis hijos y vivir más plenamente con ellos también fue crucial. Antes llevaba una vida muy acelerada, enfocada en el trabajo y la casa.
La enfermedad te obliga a frenar, tu cuerpo te dice que no puede más y que necesitas parar y tomarte la vida de otra manera.
- Dice que el deporte le ha ayudado.
Yo en la naturaleza es donde me siento libre, entonces yo siempre he tenido mucho vínculo y ahora desde la enfermedad todavía más. Lo que más me ha ayudado es mantenerme activa haciendo deporte y en contacto con la naturaleza.
- ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu decisión de participar en el Reto Pelayo Vida y enfrentar nuevos desafíos?
El cáncer me enseñó la importancia de vivir la vida al máximo y no dejar que el miedo me detenga. Participar en el Reto Pelayo Vida es mi manera de demostrar que soy más fuerte de lo que parece y que puedo superar cualquier obstáculo que se presente en mi camino. Es un recordatorio de que la vida está llena de oportunidades y que cada desafío es una oportunidad para crecer y aprender.