La posibilidad de visitar el Campanario de la Colegiata de Gandia está cada vez más cerca. Ver la ciudad a vista de pájaro, conocer la historia de Gandia a través de las distintas fases constructivas de este elemento tan importante para la ciudad y convertirse en un elemento de atracción más para el turismo.
Jesús Roche, arquitecto que ha realizado los estudios para la restauración del Campanario, habla con Som Gandia sobre la historia, la situación actual y el futuro de un campanario que, aunque parece exento, siempre ha estado muy unido a la Colegiata y a la ciudad. Y es que, desde el siglo XIII, esta torre que a lo largo de 40 años «ha podido ser una torre de vigilancia», según apuntan los estudios, «siempre ha estado ligada a la iglesia tal y como la conocemos hoy en día».
Un elemento esencial que, a lo largo de los siglos, se ha ido ampliando y mejorando para hacer de este campanario un referente. Pero, a pesar de ello, muy pocas veces ha sido tratado con el esmero que se merece esta infraestructura que ayudaba a marcar las horas a todos los vecinos y vecinas de la zona.
«En el año 1993 la Conselleria nos mandó realizar un estudio para la restauración de la Colegiata que incluía también el Campanario. Han pasado 30 años y todavía no se ha hecho nada», asegura Roche al hablar del mal estado en el que se encuentra esta infraestructura, tanto por dentro como por fuera.
Los trabajos son claros: «Se va a realizar una restauración integral de todo el campanario, tanto de la parte exterior como de la interior». La idea es limpiar todos los elementos impropios del campanario, trabajar los revestimientos, reordenar la parte interior con el fin de que sea visitable «y mostrar todos los elementos que se han encontrado gracias al estudio arqueológico que se debe realizar previamente».
Y es que el campanario de la Colegiata ocultaba elementos que hasta ahora habían pasado desapercibidos. Pinturas en el exterior, «grafitis» de obreros que trabajaron en su construcción en el siglo XV e incluso ocho arcos ocultos que servirían «de ventanas y que nos gustaría descubrir si la infraestructura lo permite». Pero no solo esto, Roche asegura que el estudio no se ha podido completar debido a la inaccesibilidad de algunas partes, pero «sabemos que existen elementos, como un reloj que financió María Enríquez, era una manera de que la gente no se guiará solo por el golpe de campanas. Todavía no se ha encontrado dónde está ese reloj, suponemos que estará detrás de un cuadro eléctrico obsoleto bastante grande, pero es una de las cosas que el estudio arqueológico detectará una vez empezada la obra».
La falta de mantenimiento a lo largo de los años no ha sido el único problema del Campanario. «El incendio que afectó a la Seu durante la Guerra Civil también afectó. Este elemento actuó como chimenea del humo y se nota en su interior por dónde entraba y salía todo el humo, porque hay paredes que están negras y otras no. Eso también nos ha servido para detectar las cosas que se han realizado después de este incendio, como algún tramo de escalera, porque no está negro» afirma el arquitecto.
Ante esto, las empresas que se presenten a la licitación de las obras tienen un gran reto que se espera que se «realice en un plazo de 12 meses». «Las empresas interesadas optan a un proyecto de restauración del campanario, pero hemos añadido a la hora de sacar a licitación unos puntos de mejora. Las empresas tienen una puntuación por la oferta económica que pasan y después unas mejoras que también puntúan. Esas mejoras van vinculadas al tema de hacerlo visitable».
Tras estos trabajos, tanto la ciudadanía de Gandia como todos los visitantes que vengan a descubrir la ciudad encontrarán un nuevo edificio con mucha historia ya que «la idea es que por fuera se vea limpio y rehecho. La gente que lo vea desde fuera podrá leer esas fases constructivas que han habido. Si sacamos esos arcos, por ejemplo, sorprenderá porque son cosas que no se ven. Las primeras fases están construidas en piedra y la fase del S. XVIII está realizada con ladrillo y se luce por dentro y por fuera, entero, tapando la piedra. Lo que queremos es limpiar esa parte de abajo y que se lean las fases constructivas que tiene el campanario».
Y, cómo no, lo más sorprendente será su interior, nunca antes visto por los ciudadanos y que intentará «ser visitable con varios niveles donde poder exponer temas históricos o arqueológicos que tienen que ver con la Seu, que ahora están en el MAGa, y que podrían estar en su lugar. Hay una parte que es la más espectacular, que es el cuerpo intermedio, una pieza que tiene unos 15 metros de altura, donde hay unos arcos de piedra y queremos que se cubran con unos paneles de vidrio con el fin de que se pueda ver esa espectacularidad del espacio».
Una obra que lleva mucho tiempo esperando y que, sin duda, ayudará a «saber interpretar la evolución histórica de Gandia. Es un monumento del patrimonio de la ciudad y es una lástima que esté perdiéndose».
¿El incendio de la guerra civil? Querrán ustedes decir el incendio provocado por las ordas marxistas, socialistas y republicanas que acabó con el patrimonio artístico de este y los demás templos de Gandia. Así como con el asesinato de la mayor parte de los curas que atendían los mismos. Como ejemplo el sacristán de la insigne colegiata, el hoy Beato Carlos.