Rafael Aparisi, actual Hermano Mayor de la Hermandad del Ecce Homo de Gandia, revela la profunda conexión que lo une a la Semana Santa desde hace décadas. Una promesa personal lo llevó a asumir el liderazgo de la Hermandad y, durante estos años, ha conseguido revitalizarla y poner en valor sus elementos más destacados.
- La Semana Santa ha estado siempre presente en su vida.
Mis inicios en la Semana Santa de Gandia se remontan ya a hace unos cuantos años. Como en muchos otros casos, se trata de una sucesión familiar, una tradición familiar que yo quise con poca edad seguir. Y al faltar mi padre, decidí en el año 1978 ser miembro de la Hermandad.
Yo me introduzco en la hermandad por una situación familiar negativa que fue la muerte de mi padre, y quise seguir sus pasos y su tradición.
Durante todos estos años he formado parte de varias directivas, desde simple vocal, hasta secretario y ahora Hermano Mayor.
- ¿Por qué decidió dar el paso y ser Hermano Mayor?
Pues por promesa, por una promesa que hice yo. La verdad es que quería dejar la directiva, no por nada, sino simplemente porque creo que a todo el mundo le llega su hora en todas las situaciones de la vida. Y yo creía que mi ciclo se había acabado.
Lo que ocurre es que llegó la pandemia, y yo me dedico al mundo de la gestión laboral y en ese momento hubo una vorágine de expedientes en relación de empleo, muchos trámites burocráticos muy fuertes y estaba un poco desbordado en ese sentido.
Y en ese momento, en mi ser interior, hice una promesa de que si salimos de ésta en cuanto al tema de gestión pues me presentaba a Hermano Mayor. Conseguimos salir de esa y como soy un hombre de palabra me presenté.
Ahora estoy en mi cuarto año, pero todavía no estoy centrado en si renovaré una legislatura más o no. Ahora estoy centrado en terminar bien estos cuatro años. Quizás cuando pase esta Semana Santa tengo que hacer una reflexión profunda dentro de mí y ver si voy a facilitar las cosas para la hermandad o voy a ser un problema.
- Durante estos cuatro años han aportado novedades a la Hermandad.
Quisimos revitalizar la hermandad y optamos por la Virgen de la Preciosísima Sangre, que es un anhelo que tenía la hermandad de hacía muchos años, y en el momento que yo entré lo propuse a la junta directiva, sabiendo el gran trabajo que eso suponía, pero tiramos adelante.
Pero la finalidad fue la revitalización de la hermandad, en el sentido de que entre gente nueva con nuevas propuestas, y pensamos que una figura como la virgen podría ayudarnos. Y en eso estamos, digamos que hemos hecho muchas cosas, pero lo que es el eje principal ha sido la confección de la Virgen, que ya está en la calle y ahora mismo estamos con la talla de su trono profesional, que también es un trabajo.
- ¿Qué destacaría de su hermandad?
Cada hermandad tiene sus peculiaridades. A nosotros siempre se nos ha asociado al barrio del Raval y podemos decir que es una hermandad familiar, de barrio.
Aunque ahora no vivamos en el barrio muchas de las personas que antes estábamos en él y pertenecemos a la hermandad, es cierto que esta es la que nos sigue uniendo al barrio.
- Un acto bonito y que poca gente conoce es la procesión que hacen los más pequeños.
Nosotros salimos muchos días, pero a mí siempre me gusta destacar de manera personal uno que pasa desapercibido y es exactamente esa procesión infantil que realizamos el Viernes Santo por la mañana, donde trasladamos la imagen pequeña del Ecce Homet a una casa particular.
Esta procesión digamos que solamente van niños, que no significa que sean todos de la hermandad, sino pueden ser de cualquier zona de Gandia. Y esa es la procesión que yo creo que le doy mucha relevancia porque las demás sí están consolidadas.
Esta procesión que pasa desapercibida es nuestra cantera y es una cosa que estamos intentando potenciar mucho y que es muy poco conocida. Es una alegría ver a todos esos niños recorriendo las calles y ves también cómo le brillan los ojos a la gente, es una cosa diferente.
- Además de esta procesión, ¿hay algo que les diferencie del resto de hermandades?
Diría que el acto sacramental que realizamos el Sábado de Pasión, es una obra teatralizada que desarrollamos desde el Domingo de Ramos hasta el juicio de Jesús, que es nuestro símbolo.
- ¿Qué le aporta la Semana Santa?
Después de tantos años ya es difícil discernir qué es lo que me aporta. Pero creo que me aporta conocer a gente, tener una serie de rutinas con hombres y mujeres que les gusta la Semana Santa y y que hacemos ciertas actividades que ya se han consolidado dentro de mi propia vida.
Entonces, ese círculo de amistades que ha creado el hecho de estar cerca de la Semana Santa, pues es reconocible a nivel social, mío particularmente, y me han ayudado a crecer como persona.