A veces los grandes proyectos nacen en los momentos más inesperados. En el caso de Pilar Burgos, gerente de KOA Spa & Bienestar, la chispa surgió durante su embarazo, en plena pandemia. “Fue un momento de parar y cuidarnos todos”, recuerda. “Me apetecía mucho el tema de cuidar y que me cuidaran”.
Hasta entonces, Pilar había desarrollado toda su carrera en el ámbito comercial, siempre de cara al público. “Aunque estudié administrativo, siempre he necesitado tratar con la gente”, dice con una sonrisa. Pero la pandemia le cambió el rumbo. Descubrió la maderoterapia, una técnica que se convertiría en el corazón de su proyecto. Se formó mientras cuidaba a sus hijas recién nacidas y empezó a trabajar a domicilio, llevando su camilla de casa en casa.

“Todo empezó ahí”, cuenta. “Nunca había tocado nada de estética ni bienestar antes, pero aquello me enganchó. Era mi momento de reconexión”.
Su idea inicial era sencilla: abrir un local pequeño que le evitara desplazamientos. Pero la vida, como tantas veces, tenía otros planes. Un día, casi por casualidad, encontró un local en el centro de Gandia. “Entré, bajé al sótano y me enamoré. Lo visualicé tal cual está ahora”.
Así nació KOA, un espacio que hoy ocupa unos 400 metros cuadrados repartidos en tres plantas, cada una con una esencia diferente:
- Energía, en la parte superior, donde se imparten clases de Pilates y próximamente terapias holísticas como reflexología, fisioterapia o psicología.
- Conexión, la planta baja, donde el trabajo manual y el masaje son protagonistas.
- Y el spa subterráneo, con sauna, jacuzzi, baño turco y la joya del centro: una cueva de sal.

“Quería que fuera un sitio céntrico, pero que al entrar sintieras que el tiempo se detiene”, explica. “Ese es el alma de KOA: bienestar y tranquilidad en el corazón de Gandia”.
Lejos de ser una clínica o un centro de estética tradicional, KOA apuesta por una filosofía más humana y sensorial. “Aunque tengamos tratamientos faciales o reductores, todo está enfocado al bienestar”, aclara Pilar. “La maderoterapia, por ejemplo, muchos piensan que duele, pero aquí la trabajamos desde la relajación y el cuidado. Todo lo que hacemos busca desconectar y sentirse bien”.
El centro ofrece una amplia carta de servicios: maderoterapia, masajes relajantes, tratamientos Heat Spa (también en pareja), terapias capilares, envolturas, tratamientos faciales, reductores, clases de Pilates y sesiones en la cueva de sal.
Esta última —la cueva de sal— nació de la experiencia de una clienta. “Ella iba a una en Valencia y me contaba lo bien que le iba”, dice Pilar. “Aquí no había ninguna, así que pensé: ¿por qué no? Es pequeña, acogedora y perfecta para niños, adultos o deportistas. Poco a poco la gente la va descubriendo”.
KOA no es un nombre elegido al azar. “Tiene varios significados”, explica. “Uno es ‘árbol fuerte’, y otro, ‘guerrero valiente’. Mis hijas son mis koalas, se enganchan a su árbol, que soy yo. Todo encajaba: fuerza, valentía y raíz”.
En KOA todo gira alrededor del equipo, un grupo pequeño pero unido por la misma sensibilidad. Está Manu, el alma de la recepción, “el que mima a todo el mundo cuando entra”, dice Pilar entre risas. Teresa, esteticista y mamá, se encarga de los tratamientos faciales y reductores: “Desde la primera llamada supe que era para mí. Es súper buena persona y muy de cuidar”. Y Maite, la más joven, lleva los masajes Heat Spa y ayuda también en recepción. “Da mucho mimo y ternura”, resume Pilar.
Ella, por su parte, sigue centrada en la maderoterapia, la gestión diaria, las redes sociales y el crecimiento del centro. “Somos un equipo muy humano. Aquí abrazamos mucho” nos confiesa.
Desde su inauguración el pasado verano, la acogida ha sido excelente. “Mucha gente se para a mirar y me pregunta si es una tienda de decoración o quién hizo el interiorismo”, cuenta orgullosa. “Eso ya me hace pensar que voy por buen camino”. El boca a boca ha sido clave, junto con las redes sociales. “Aquí el boca a boca sigue siendo lo más importante. Pero todo suma: redes, ubicación y, sobre todo, el trato humano”.
Hoy, KOA Spa & Bienestar es mucho más que un centro. “Quiero que quien entre por la puerta sienta que el mundo se detiene, que todo va más despacio”, dice Pilar. Esa es su filosofía y su propósito: crear un espacio de calma y cuidado en medio de la ciudad.





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