Una empresa especializada realiza hoy y mañana trabajos de georadar en el cementerio municipal de Gandia para localizar la fosa o fosas comunes donde se estima que puedan estar los restos de 62 personas desaparecidas, fusiladas durante el franquismo, de Gandia y la comarca. Se trata de una primera fase, que tendrá un coste de entre 2.000 y 3.000 €, financiada al 100% por la Diputació de València.
La colaboración de instituciones como el Ajuntament, el ente provincial, la Generalitat o el Gobierno Central, junto con el Archivo Histórico, que ha recogido durante años testimonios de familiares de las víctimas, de los enterradores, asociaciones, mapas topográficos, etc. ha permitido trabajar en dos hipótesis, puesto que algunos testigos se contradicen.
La primera, que la fosa pueda estar situada en la parte derecha de la entrada del cementerio, donde no hay nichos y, por lo tanto, sería más fácil la geolocalización. La segunda, detrás del panteón de “Los Caídos”, donde la búsqueda sería más complicada por la presencia de nichos. En dos o tres semanas se sabrán los resultados y, de ser positivos, se iniciaría una segunda fase de catas previa a la exhumación. Unos trabajos financiados también por la Diputació de València.
El concejal delegado de Memoria y Calidad Democrática, Nahuel González, junto al Diputado provincial de Hacienda, Vicent Mascarell, y la miembro de la Asociación de Víctimas del Franquismo de Gandia, Begoña Albero Botella, han informado de la noticia.
“Es una tarea difícil, porque se trata de un cementerio, pero había que hacerlo, porque los familiares de las víctimas desaparecidas eran muy mayores, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, y porque queremos la recuperación de la dignidad y la justicia. Es una tarea democrática que supera cualquier ideología”, ha asegurado González.
“40 años después, es la primera vez desde la llegada de la democracia que se hace un esfuerzo para encontrar las personas desaparecidas. Al final, lo que se busca es que las familias tengan derecho en un entierro digno para sus padres, tíos, abuelos,… Solo por eso, merece la pena estar junto a las víctimas”, ha destacado Mascarell.
La asociación engloba a los familiares de la mayoría de víctimas, pero no están todos. Por eso, a pesar de respetar su derecho al silencio, pide la colaboración de los familiares de desaparecidos que puedan estar enterrados en la fosa de Gandia.
Tomás Albero Torres
Precisamente, el testimonio del padre de Begoña, de 87 años, ha sido clave en la investigación de la fosa de Gandia. Tenía 7 años cuando, junto con su madre, visitó en el cementerio el lugar donde acababa de ser fusilado su padre, Tomàs Alberto Torres, natural de Alcoi y vecino de Oliva, un 7 de agosto de 1939. La guerra ya había finalizado y el ajusticiamiento se produjo durante la dictadura franquista. “Mi padre recuerda perfectamente el camino hacia el lugar donde vio la fosa abierta con cadáveres y un muro con manchas de sangre. Mi abuelo no cometió ningún crimen de sangre… Porque nuestras víctimas no eran criminales, sino que defendían las libertades”.