En un año cualquiera sin COVID, hoy sería la ‘Plantà’ y las calles se vestirían con sus ninots. En estas fechas, hablamos con Sandra Faus Palmer, Fallera Mayor de Gandia del 2020 y enfermera del Hospital Francesc de Borja de Gandia. Así, nos cuenta cómo ha sido su último año desde que se cancelaron estas fiestas, como fallera y como sanitaria.
Es el segundo año sin poder celebrar las Fallas, sin poder terminar tu año como Fallera Mayor de Gandia. ¿Cómo estás?
Intento hacerme a la idea. Trabajo en un hospital y sé que la situación no las permite. Pero es que no veo el día en que lleguen y cada vez lo llevo peor. Yo sé que algún día llegarán, no serán como las que estábamos acostumbrados. No pierdo la esperanza de, por lo menos, tener algo y no terminar el reinado así. Se supone que, a partir del lunes 15, empiezan a vacunar a profesores y policías. Cada vez tira mejor, pero mi parte enfermera me dice que vamos a tardar mucho en tener una normalidad.
A mi lado fallero, le da mucha pena porque es un año en la vida. Ha sido un año genial, solo me ha faltado esos cuatro últimos días, los mejores cuatro. Lo viví todo, la cabalgata fue súper bien, lo viví todo. He ido a un montón de poblaciones, he conocido a un montón de gente, a todas las falleras mayores de distintos pueblos. Solo me ha faltado eso. Por todo lo demás, no he podido tener mejor año.
Como enfermera, ¿cómo lo has vivido?
Cuando cancelaron las Fallas, me quedé en shock. Mi primera reacción fue llamar a mi jefa para decirle que podía volver a trabajar cuando me dijese, porque había pedido un permiso de quince días para Fallas. Entonces, llamé a la supervisora para avisar de que podía ponerme a trabajar ya, que a mí ya no me hacían falta esos días. En ese momento, no lo viví tan mal, porque no era consciente de la que se nos venía encima. Pero, conforme pasaron los meses, fue a peor y peor. Ahora estamos más tranquilos, pero hace un mes y medio estábamos desbordados. Estoy cansada, se nos hace ya todo pesado. Estamos agotados todos. No podemos bajar la guardia, porque en el momento en que la bajas un poco, la UCI se llena, llegan las olas…no ves el final. Yo, por lo menos, tengo miedo a Semana Santa, después de haber visto lo que pasó en Navidad. Ahora hay vacunados, pero aún así no hay vacunas para todos. Entonces, siempre está el miedo ahí. Ahora estamos mejor, pero lo hemos pasado muy mal.
¿Cuáles han sido los peores momentos que has vivido en el hospital?
Creo que ha sido esta tercera ola la que peor momentos me ha traído. Porque la primera y la segunda en la Comunitat Valenciana no fueron tan trágicas. Pero la tercera, después de las Navidades, ha sido horrible. En la sala de espera de la UCI llorando, las familias fuera llorando, gente que no se ha podido ni despedir. Porque eso yo lo he vivido. Que te llamen para decirte mi abuela está en tal sitio, por favor, puedes acercarte y hacer una videollamada. Ver que la gente moría sola, sin despedirse, he sufrido mucho.
El primer día que se te muere alguien cuando empiezas a trabajar, te quedas con su cara para siempre. Pero, después, ya no te afecta tanto porque no puedes llegar a casa llorando todos los días. Sin embargo, esto ha sido tan fuerte que creo que todos los sanitarios en general estamos súper afectados anímicamente. Porque no han sido ni una persona ni dos, han sido familias enteras, gente joven… No se lo creen. Pero es que ha habido un chico de 33 años ingresado con su padre al lado y que el padre haya sobrevivido y el hijo no y eso decírselo a un padre. Hay gente que no es consciente. Nos pensamos que son personas mayores, de 90 años. Pero también ha muerto gente joven y sin antecedentes, que le ha tocado y se ha complicado hasta que ha fallecido. Y estar todo bien y, de un día a otro, ingresar a la persona y ya no volverla a ver.
Así que esta tercera ola creo que ha sido la peor, encima nos ha pillado cansados y mal anímicamente. Llevamos un año sin vacaciones, sin parar. También cambié de hospital de Dénia a Gandia en plena tercera ola. Es decir, un hospital y compañeros que no conoces. Además, conocidos míos me llamaban por sus familiares. La saturación en los hospitales era tal que si tenías un accidente no podían atenderte, tuvieras la edad que tuvieras. Las estancias de COVID son muy largas, no había espacio. El personal no estaba preparado, había enfermeras en UCI sin ser especialistas en UCI. Tampoco se conoce la enfermedad como tal, hay gente que con el mismo tratamiento reacciona bien y hay gente que no. Lo hemos pasado mal por eso también, porque veías que no le podías dar al paciente lo que necesitaba. Ahora, estamos más tranquilos, pero no hay que bajar la guardia, porque no ha acabado.
¿Crees que a partir de septiembre se podrán celebrar las Fallas?
Yo creo que no se podrán hacer unas Fallas como las que conocíamos, creo que será una versión más light. Yo sé que la gente tiene esa esperanza. Pero a mí, aunque me duela porque es mi año, no lo veo. Creo que podremos hacer actos en petit comité y sin grandes acontecimientos. Los artistas lo están pasando mal, los indumentaristas también, como toda España. Así, que se hagan las cosas que se puedan hacer para mover la economía. Pero unas grandes Fallas no van a poder ser.
Tengo ganas de que se pueda. Porque las del año que viene, las de marzo de 2022, tampoco serán unas Fallas como las que conocíamos. Tardará mucho en llegar la normalidad. Yo la veo imposible ahora, en octubre y en marzo del año que viene. Entonces, me gustaría terminar el año como Fallera Mayor como se pueda y como se permita. Creo que somos nosotros quienes tenemos que terminar con esto, con las vacunas, cumpliendo con las restricciones. Si no somos cívicos, no va a terminar nunca.
Sobre las vacunas, ¿qué te parece que el Museu Faller sea punto de vacunación masiva?
Me parece una iniciativa genial, ojalá en verano estemos todos vacunados. Lo veo complicado, pero creo que es lo mejor. Animo a toda la gente que pueda a que se vacune, que no tenga miedo. Yo fui de las primeras en vacunarme y nada, son 24 horas malas y ya está. A la gente que no lo tiene claro, les diría que nos tenemos que vacunar, porque sino no acabaremos nunca.
Sobre el momento en que te enteraste de la cancelación de las Fallas, has dicho que te quedaste en shock y, luego, fue a peor. ¿Cómo han sido esos meses?
Me quedé en shock sin asimilarlo. Luego, me puse a trabajar y no tuve ni tiempo de pensar lo que había pasado. Tenía que ir a trabajar, vi lo que había y me centré en ello. Conforme fueron pasando los meses, lo he llevado peor. Tienes días de preguntarte por qué a mí, con todas las que había y me ha tocado a mí. Con lo perfecto que era y me tenía que pasar esto. Como fallera y como enfermera, he tenido momentos de bajón. Al final, evito pensar mucho, porque me pongo peor. Intento centrarme en que hay que hacer lo que se pueda y cómo se pueda. El 19, hay que vestirse, pues se hará lo que se pueda. Y, como no sabemos lo que va a haber, pues hay que disfrutar todos los momentos y lo que se nos ofrezca.
¿Crees que la pandemia te ha aportado algo positivo?
Sí, creo que sí, muchísimas, como profesional y como persona. A valorar más lo que tenemos, el día a día. Todo el mundo sabe que la muerte está ahí, que puede llegar en cualquier momento. Pero hasta que no se vive esto, hasta que no fallece un familiar o le pasa algo a alguien cercano, no te das cuenta. Creo que la pandemia ha servido para reflexionar y para valorar.
Por último, ¿qué mensaje le darías a Alba, Fallera Mayor Infantil, a tu Corte y a los falleros y falleras?
¡Alba es toda una mujercita ya! Les diría que somos falleros, que sigan pagando la cuota si económicamente pueden hacerle frente. Porque las fallas nos han dado mucho y, ahora, lo necesitan. Creo que hay que seguir colaborando. Hay que ser fuertes y aguantar el tirón, pensar que tendremos Fallas, tal vez no como esperábamos, pero hay que disfrutarlo a tope y el momento.
¿Y a los gandienses en general?
A los gandienses en general, que ahora Gandia está mejor, pero que sigan igual de cívicos, respetando las normas. Seguro que saldremos de esta.