Gloria Fernández es la primera Hermana Mayor de Gandia que ha ostentado, posteriormente, el cargo de Madrina de la Semana Santa de la ciudad. Un cargo, asegura, que «nunca me había imaginado» pero que afronta con mucha responsabilidad, ilusión y sin hacerlo sola: “Es un cargo compartido, porque mi marido y mi hijo están muy emocionados y me han dicho que ellos van a acompañarme a todo lo que puedan”.
- ¿Cómo se sintió cuando le comunicaron si quería ser Madrina de la Semana Santa de Gandia?
Fue una sorpresa muy grande, porque nunca me había imaginado que pensaran en mí para representar a Gandia como Madrina de la Semana Santa y Camarera del Cristo Resucitado. La verdad es que recibí la noticia con mucha alegría, pero también con mucha responsabilidad e inquietud.
Es una responsabilidad muy grande representar al colectivo de la Semana Santa.
- Le hicieron la propuesta de manera inesperada…
Así es, fue todo complicidad entre mi marido, mi hijo y Emili Ripoll. Yo estaba esperando a unas personas en mi casa, que habíamos quedado para tomar algo, y a la hora prevista vi que venía Emili y dos miembros de la Junta Directiva.
Mi primera reacción fue decir: ¿Qué hacéis aquí? Porque no me los esperaba. Pero tras un rato hablando ya me anunciaron que les gustaría que fuese la Madrina de la Semana Santa.
- ¿Alguna vez había pensado en ostentar este cargo?
No, nunca. Dentro de mi hermandad he pasado por varios cargos pero esto ha sido algo totalmente imprevisto. Nunca en la vida se me había pasado por la cabeza. Es un cargo que toda mujer cofrade aspiraría, pero yo nunca me lo había imaginado.
- ¿Cómo afronta este año?
Con mucha alegría, responsabilidad y espero estar a la altura de lo que se espera de mí. Todo lo que engloba este año me hace especial ilusión, no puedo elegir nada porque es un conjunto de situaciones. Desde el día de la presentación a la directiva pasando por todos los actos que tenga hasta que termine.
- ¿Cómo comenzó en la Semana Santa?
Empecé en la Hermandad de la Dolorosa, porque toda mi familia pertenecía a esta hermandad y me uní por lo que llamamos “comboi”, salir a desfilar, dar caramelos de forma anónima. Pero cuando cambié a mi Hermandad, a la Santa Faz, me di cuenta que eso no era así.
Vengo de una familia con mucha fe y me di cuenta que la Semana Santa no era únicamente salir desfilando y dar caramelos, era algo más. A partir de ahí fui creciendo en la fe dentro de mi hermandad.
- ¿Y qué supone para usted la Semana Santa?
Yo he aprendido muchas cosas de ella. Independientemente de lo que es salir de cofrade, es una vivencia única. Sobre todo la Semana de Pasión, desde el Domingo de Ramos hasta la Resurrección, con la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor.
Pero no solo es esa semana, la Semana Santa la vivimos durante todo el año.
- ¿Qué destacaría de ella?
Todo. Desde las procesiones multitudinarias que se realizan por las calles de Gandia, pasando por la del Viernes Santo -que es preciosa- y sobre todo, la unidad que hay entre hermandades, eso es lo más importante que hay.
He aprendido muchas cosas desde que soy cofrade y la relación con las hermandades es algo a destacar.