Héctor Giner, secretario general de Joves Socialistes de la Safor-Valldigna, reivindica la necesidad de que la juventud tenga un papel protagonista en la vida pública. Defiende que «la política tiene dos caras», pero asegura que «vale la pena» dar el paso para luchar por la justicia social. En esta entrevista en Som Gandia subraya la importancia de «combatir la extrema derecha con hechos», la urgencia de atender la salud mental de los jóvenes y la reivindicación de un transporte justo para Gandia.
- ¿Qué fue lo que te llevó a dar el paso de entrar en política?
Entré en política porque quería aportar mi granito de arena para mejorar la vida de la gente. Todos, en algún momento, hemos visto problemas o injusticias que nos han hecho pensar: “esto no debería ser así”. Yo decidí que la mejor manera de intentar cambiarlos era implicándome de lleno en la vida pública.
Eso sí, la política tiene dos caras. Hay momentos muy gratificantes, cuando ves que un proyecto o una medida va hacia delante, pero también otros muy complicados. La exposición pública es complicada, y hoy en día el señalamiento en redes sociales o incluso en tu vida personal es constante. No siempre las cosas dependen de ti, y convivir con esa presión no es fácil. Pero, aun así, sigo convencido de que vale la pena, porque si no damos este paso los jóvenes que creemos en la justicia social, alguien lo hará en nuestro lugar con objetivos muy distintos.
- ¿Qué es lo que más te motiva a seguir implicado en la vida pública?
Lo que más me motiva son las personas. Estoy convencido de que, cuando esta etapa de mi vida termine, lo que recordaré no serán los cargos que he tenido, sino los momentos compartidos con quienes me han acompañado en el camino. Mis compañeros son lo mejor que tiene esta organización; muchos ya son más que compañeros: son amigos, casi familia. Esa complicidad hace que la política tenga un componente humano muy fuerte.
Además, soy consciente de que todavía soy joven y me queda por aprender. Cada día descubro realidades distintas, escucho historias y problemas que me ayudan a entender mejor las necesidades de la gente.
- ¿Cómo valoras la situación política actual, marcada por tanta tensión y polarización?
Creo que la situación se ha desbordado. Es legítimo que cada persona defienda sus posiciones políticas, pero hemos entrado en una dinámica de fanatismos que no aportan nada positivo. Te pongo un ejemplo: en el último Orgullo de Gandia acudí con una bandera LGTBI+ con las siglas del PSPV-PSOE. El presidente de Nuevas Generaciones de nuestra ciudad no tuvo otra idea que hacerme fotos sin mi permiso y lanzar una nota de prensa criticando mi presencia, como si llevar esa bandera con las siglas de mi partido fuera un delito. Lo cierto es que en este tipo de manifestaciones es habitual que participen organizaciones políticas mostrando su apoyo a distintas causas, y yo me siento muy orgulloso de referentes socialistas en esta lucha, como Pedro Zerolo. Si él hubiera acudido con las siglas de su organización, me habría alegrado: es más, ojalá lo hiciera. Pero este episodio refleja claramente quién está dispuesto a defender los derechos del colectivo LGTBI+ y quién prefiere dedicarse a señalar al adversario en lugar de comprometerse de verdad con la igualdad real.
- A nivel local, ¿qué balance haces de la gestión del Gobierno de Gandia?
Positivo. Creo que el equipo liderado por nuestro alcalde José Manuel Prieto está haciendo un gran trabajo. Se está apostando por modernizar Gandia, por mejorar las infraestructuras, por cuidar los barrios y por darle a la ciudad la proyección que merece. Son cambios que los ciudadanos perciben en su día a día, y eso no siempre ocurre en política.
- Aunque sea un gobierno de tu partido, ¿qué aspectos crees que todavía se pueden mejorar en la ciudad?
Nadie es perfecto, y siempre hay margen de mejora. Uno de los grandes retos es frenar la fuga de talento. Muchos jóvenes, cuando cumplen 18 años, se marchan a estudiar fuera y no siempre regresan. No es un problema exclusivo de Gandia, ocurre en muchas ciudades medianas, pero debemos afrontarlo con decisión. Generar oportunidades laborales de calidad y ofrecer vivienda asequible son claves para que nuestros jóvenes no tengan que elegir entre su tierra y su futuro. Y creo que esto no debería ser una reivindicación de un solo partido, sino una causa compartida por toda la juventud, independientemente del color político.
- La extrema derecha parece estar ganando apoyos entre parte de la juventud. ¿A qué crees que se debe y cómo puede combatirse desde el progresismo?
La extrema derecha se mueve con mensajes muy simples y soluciones aparentemente fáciles. Pero la política real no funciona con atajos. Pretender que existen soluciones mágicas es un engaño. Desde la izquierda tenemos que hacer justo lo contrario: explicar bien las cosas, demostrar con hechos que nuestras políticas mejoran la vida de la gente y no caer en la tentación de competir en simplificaciones. Combatir la extrema derecha no es solo denunciar su discurso, sino demostrar que hay otra manera de gobernar: con empatía, con justicia social y con visión de futuro.
- ¿Cómo valoras las políticas de juventud que impulsa la Generalitat Valenciana?
Bastante mal. Hemos pasado de tener un Consell que ampliaba becas, apostaba por la vivienda pública y defendía el transporte público, a otra que ha frenado muchas de estas políticas. Las ayudas al alquiler no llegan, los programas de empleo juvenil no han mejorado y, como se ha visto con la tarjeta SUMA, se están tomando decisiones que discriminan directamente a jóvenes de ciudades como Gandia. La Generalitat debería entender que invertir en juventud no es un gasto cualquiera, es garantizar el futuro de nuestro territorio.
- ¿Qué demandas o necesidades detectas que todavía no se están cubriendo para los jóvenes de Gandia y de la Comunitat?
Hay un tema que me preocupa muy especialmente: la salud mental. Venimos de una pandemia que golpeó duramente a nuestra generación, y hoy muchos jóvenes siguen arrastrando ansiedad, estrés o depresión, independiente del motivo. No podemos mirar hacia otro lado. Necesitamos más recursos, más psicólogos en la sanidad pública y programas específicos que atiendan estas realidades. No es un lujo: es una urgencia social. Un buen ejemplo es el programa Parlem, impulsado desde el departamento de Liduvina Gil, que está permitiendo ofrecer atención psicológica gratuita a los jóvenes de Gandia. Me parece una iniciativa muy importante, porque atiende una de las preocupaciones más importantes de nuestra generación: el bienestar emocional.
- El servicio de Cercanías es clave para muchos estudiantes y trabajadores jóvenes de Gandia. ¿Qué propuestas estáis impulsando desde Juventudes Socialistas para mejorar esta situación?
Lo que está ocurriendo con Cercanías es injustificable. La Generalitat de Carlos Mazón ha decidido excluir únicamente a Gandia de las bonificaciones de la tarjeta SUMA, pese a que era técnicamente viable integrarnos ya que vienen desde el Ministerio. Como consecuencia, aquí pagamos más del triple que en Tavernes o Xeraco para ir a València.
Nuestra reivindicación es clara: exigimos igualdad de trato. No pedimos privilegios, pedimos lo mismo que ya tienen otros jóvenes valencianos. Este agravio comparativo es inaceptable, y lo grave es que tanto el PP local como Nuevas Generaciones han optado por callar y ponerse de perfil, en lugar de defender a sus vecinos. Nosotros vamos a seguir presionando para que rectifiquen.
Desde que el PP y Mazón gobiernan la Generalitat, Gandia ha perdido millones de euros de ayudas y proyectos y, por ejemplo, los consultorios médicos de Beniopa y Benipeixcar.
- De cara al futuro, ¿qué retos principales ves para la juventud de Gandia en ámbitos como empleo, vivienda o formación?
El primer reto es el empleo. Muchos jóvenes de Gandia siguen encontrando trabajos precarios o sin estabilidad, lo que les obliga a buscar oportunidades fuera. El reto es claro: generar un mercado laboral que retenga el talento y permita a nuestra generación construir aquí su proyecto de vida.
El segundo gran reto es la vivienda. La Ley por el Derecho a la Vivienda aprobada por el Gobierno de España abre un camino importante, pero la Generalitat Valenciana ha decidido no aplicarla. Eso dificulta que podamos emanciparnos en igualdad de condiciones. Lo básico es garantizar alquileres justos y más acceso a vivienda asequible.
Y el tercer reto es la formación. En este ámbito sí que hay un avance reciente a celebrar: Gandia será sede de másteres oficiales de la Universitat de València a partir del curso 2026/2027. Este paso ampliará la oferta académica actual que existe en la ciudad, reducirá la necesidad de desplazarse a València y atraerá nuevos estudiantes. El reto ahora es aprovecharlo para reforzar tanto la formación de los jóvenes como el tejido económico y social de la ciudad.
- ¿Cómo trabajáis desde Jóvenes Socialistas para acercar la política a la gente joven que a veces la percibe como algo lejano?
Somos un equipo en el que cada persona aporta lo que mejor conoce o le motiva. Animamos a que cada joven trabaje en el área en la que se siente más cómodo, porque eso garantiza compromiso y autenticidad. Con que alguien quiera transmitir sus ideas y conocimientos para mejorar la vida de la gente joven, ya tiene un sitio en nuestra organización.
- ¿Qué mensaje te gustaría lanzar a la juventud de Gandia que aún no se siente representada en la política?
Que se acerquen a conocernos. Somos jóvenes normales como ellos: estudiamos, trabajamos, salimos con nuestros amigos y tenemos nuestras preocupaciones. La política es simplemente intentar mejorar la vida de los demás. Y, también, nos gusta compartir momentos de ocio. En Joves Socialistes no solo militamos: aprendemos, crecemos y también disfrutamos. Estoy convencido de que, si se animan a venir, descubrirán que la política puede ser mucho más enriquecedora de lo que imaginan.
