El joven guitarrista valenciano Ausiàs Parejo, se prepara para cerrar su intensa temporada de verano con un concierto muy especial en la Colegiata de Gandia, dentro del ciclo de conciertos «A la llum de la Seu». Con una trayectoria que lo ha llevado a escenarios de todo el mundo, Parejo comparte su entusiasmo por este concierto y la importancia de su tierra en su música.
¿Qué significa participar en el ciclo de conciertos «A la llum de la Seu»?
Es una oportunidad muy importante, además en una ciudad a la que le tengo mucho cariño como es Gandia. También conozco muy de cerca el Festival de Guitarra de Gandia que se organiza aquí. El patrimonio histórico que tiene Gandia como ciudad es inmenso, y
es muy importante poder ir a tocar a un lugar que es como mi segunda casa.
La Colegiata estará iluminada con más de mil velas. ¿Cómo influye esta atmósfera tanto para el público como para los músicos?
Desde el punto de vista del músico, del artista que está en el escenario, le da un aire diferente a lo que se suele hacer en conciertos normales en los que el foco se encara al artista y, de esa manera, está muy diferenciado lo que es el artista del público, al que normalmente no se le ve. Las velas, desde mi punto de vista, lo que consiguen es acercar un poco al artista y al público porque la luz que emiten irradia en todas las direcciones. No pone el foco solo sobre el artista, sino que también pone el foco sobre el público. Creo que puede ser una experiencia muy interesante.
¿Ha tocado alguna vez en un lugar como la Colegiata?
En iglesias he tocado, pero en sitios con tanta relevancia y tan idóneos como la Colegiata, no sabría decirte.
¿Qué espera personalmente del concierto?
Bueno, para mí será el último concierto de la temporada de verano, justo vendré de participar en el Certamen Tárrega de Benicàssim y será el cierre a lo que vienen a ser los conciertos de verano, que siempre es muy intensa porque se organizan muchos festivales y concursos. Para mí representa un cierre y una continuidad porque luego también tengo varios concursos y vuelve a empezar el curso escolar en el Conservatorio Superior de Música. Para mí supone ese enlace.
Espero que el público se anime a venir a un concierto que creo que puede ser muy interesante y que, como ya he dicho, es muy especial para mí por muchas circunstancias. El final del verano y también por ser en un espacio tan especial en Gandia.
¿Qué va a encontrar el público en su concierto?
Mi idea ha sido ofrecer un programa variado que represente un poco todos los estilos y, además, no solo todos los estilos históricos, sino incluir también referencias de València como el centro cultural que siempre ha sido, además de incorporar elementos de otros lugares para aportar variedad.
¿Cómo se prepara para el concierto?
Aparte de tener que estudiar todos los días, porque en verano no tengo vacaciones, a este concierto vendré del Certamen Tárrega de Benicàssim, que es uno de los concursos más importantes a nivel europeo y mundial, y digamos que vendré con todo muy fresco y con todas las manos para ofrecer un concierto a la altura.
¿En qué lugares ha tocado? ¿Varía el programa en cada concierto?
He tocado por aquí, también he estado en Japón, tengo que ir a EE. UU. en enero… Más o menos el programa sí que va evolucionando, pero en todos mis programas suelo incluir no solo una pieza… Intento centrar mis programas que giren en torno a mi tierra, Valencia, a la cual le tengo mucha estima.
¿Cuánto tiempo lleva tocando? ¿Cuál ha sido la formación y trayectoria?
Empecé a tocar la guitarra cuando tenía cuatro años. Toda mi familia son músicos, empezando por mi padre, pero también mis tíos, y digamos que siempre lo he vivido de cerca. También mis primos son músicos. De alguna manera, era inevitable que yo, como mínimo, tuviera una pequeña formación en música, pero siempre he tenido muy claro que quería dedicarme a esto porque me gustaba mucho. Es un esfuerzo muy grande, pero al final es un mundo también muy bonito. Al final cada uno escoge su camino dentro de lo que podemos.
He estado en muchísimos concursos que ayudan siempre a preparar muy bien el repertorio. Cuando era más pequeño, me ayudaba mucho a establecerme unas metas, a estar en el escenario. En los últimos años sí que tengo mucha actividad concertística, solo, en grupos de cámara, con mi padre, Rubén Parejo, y el violinista Pablo Torlo, y también he tocado con orquesta en todas partes: Italia, Japón…
En cuanto a la formación musical, he estudiado siempre con mi padre, porque lo tenía en casa obviamente. No ha sido fácil, pero tampoco difícil. La gente nos preguntaba siempre cómo era posible que padre e hijo estudiaran juntos y nos lleváramos bien, pero a nosotros siempre nos ha ido bien. Ahora estoy haciendo el grado en el Conservatorio Superior de Música de Valencia.
¿Qué tan enriquecedor es que la música se haya convertido en su profesión?
Después de tantos años de trabajo, da gusto ver que todo ese sacrificio da un resultado. Además, estoy contento porque creo que lo compagino bien con lo que viene a ser mi vida personal. Nunca he tenido que renunciar a demasiadas cosas, al final, además de la guitarra, tengo una vida detrás, que es muy importante. Eso es lo que más ayuda a mantener la salud mental, a no excederse en el trabajo con el instrumento y a ser una persona normal, dentro de las particularidades de cada uno y a lo que se dedica. Estoy contento de poder compaginar mi vida laboral y personal, algo que no resulta fácil cuando tengo tantos viajes que requieren mucha presión.
¿Qué le diría a la gente de Gandia para que vaya al concierto?
Se juntan muchas cosas. Obviamente, el lugar es fantástico para dar conciertos, además como un proyecto muy particular. La idea de las velas para iluminar la Colegiata me parece que no es algo común y, por mi parte, he intentado ofrecer un programa de lo más interesante. Si vienen, disfrutarán muchísimo. Espero que la gente se anime a venir y a terminar bien sus vacaciones.
