Gandia está de enhorabuena. Un emblema de la ciudad, un lugar que está en la memoria de mayores y pequeños, ha vuelto a abrir. Sabrina y Jacqueline han borrado el punto y final de la historia del quiosco de «La Amorosa» para comenzar una nueva parte, un nuevo capítulo.
Desde hace tan solo una semana La Amorosa vuelve a crear sonrisas, vuelve a estar rodeada de pequeños -y algún mayor- comprando golosinas y alguna que otra revista que se deja ver. Jacqueline, madre de Sabrina, la nueva gerente de La Amorosa, asegura que la gente «se acerca contenta, vuelven a hacer fotografías al ver que La Amorosa ha vuelto».
Tras algún año con experiencia en locutorios, Sabrina ha decidido emprender con La Amorosa y no dejar escapar este icono del Paseo Germanías. Han conseguido adquirir el servicio del quiosco tras una licitación del Ayuntamiento de Gandia.
Madre e hija quieren seguir la línea del quiosco. En La Amorosa no faltarán chucherías, paquetes de cromos y snacks pero, como en todo negocio, hay que reinventarse. Ahora sirven café recién hecho y se espera que, en los meses más fríos, llegue el chocolate caliente y las palomitas recién hechas.
La historia de La Amorosa
La Amorosa es un quiosco centenario que ha vivido grandes momentos históricos en el paseo Germanías. Varias generaciones han crecido junto con este establecimiento que vendía licores, llego a ser un pequeño bar y pasó a dedicarse a la prensa y las golosinas.
Siempre regentado por la misma familia, La Amorosa fue construida por Pascual Gras de Villas y Concepción Lloret. Hasta hace un año, el quiosco seguía en manos de la familia, pero la situación de la pandemia hizo insostenible seguir con el negocio familiar.
Tras dos subastas sin éxito, donde se ofrecía el quiosco por apenas 87 euros al mes, finalmente La Amorosa no ha quedado desierta, ofreciéndole a Sabrina la oportunidad de seguir escribiendo la historia de este negocio centenario.