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Francisco Almiñana: «La Oración de Jesús en el Huerto está creciendo, pero sin perder su familiaridad»

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Familiaridad, fe y sentimiento. La Hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto se puede definir con estas tres palabras. Su Hermano Mayor, Francisco Almiñana, comparte su pasión por la Semana Santa y su compromiso con la renovación de tradiciones. ‘Me aporta alegría, satisfacción de ver que la tradición familiar continúa’, señala Almiñana, destacando la importancia del cambio y la inclusión para el futuro de la cofradía en esta entrevista a Som Gandia.

  • La Semana Santa la disfruta desde pequeño.

Así es, yo empecé como casi todos, desde que nací. Mi padre estaba dentro de la directiva y mi abuelo en 1951 fue Hermano Mayor en la refundación de la hermandad. 

A partir del año 78/80 empecé a formar parte de la directiva. He ostentado diversos cargos vicetesorero y Hermano Mayor. Este año empiezo la segunda etapa de Hermano Mayor. Es cierto que me preguntan si quiero seguir, la verdad es que no me importaría, pero creo que hay que dar el paso a la gente joven.

  • ¿Qué le llevó a ser Hermano Mayor de su Hermandad?

La ilusión por seguir algo que la familia empezó y, además, los demás cofrades también me lo pedían. Tenía mucha ilusión, la verdad, porque me apetecía ser el Hermano Mayor de la Hermandad de la familia. 

  • ¿Qué acciones nuevas ha llevado a cabo como Hermano Mayor?

Yo busco incorporar a otra generación nueva en la hermandad. He ido sumando a gente joven dentro de la directiva para hacer un relevo natural. Hemos intentado actualizar la lista de los hermanos también y tareas internas de la hermandad. 

También hemos intentado consolidar el “Equipo J”, que es el equipo de los jubilados de la hermandad. Son muy importantes porque hay 10-12 jubilados que cuentan con mucho tiempo y facilitan las tareas como el montaje del Belén, el cuidado de los olivos que tenemos en el huerto.

El próximo objetivo es hacer una pequeña anda nueva para seguir con lo que comenzamos el año pasado, que es la procesión de traslado de Jesús en el Huerto desde la Colegiata hasta el local museo, porque antes lo desmontábamos y lo trasladábamos con coches, pero quisimos dignificar un poco ese proceso y creamos ese traslado con una pequeña anda que ya teníamos de la pandemia, pero vamos a ver si la ampliamos un poco para poner el ángel acompañando a Jesús en esa pequeña procesión. 

También ampliamos el equipo de las mujeres, el pasado año solicitaron que querían llevarlo ellas y automáticamente 16 mujeres jóvenes se presentaron como portadoras. Tuvimos que hacer turnos porque había más mujeres que querían llevarlo. Y eso lo queremos potenciar.

  • La Hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto se puede definir como «familiar».

Sí, somos cerca de 200 cofrades. Es una hermandad pequeña y la estructura va pasando de padres a hijos incluso en la directiva. Al ser familiar, no voy a decir que va solo, porque todo tiene su trabajo, pero el trabajo es muy agradable. Hay mucha colaboración entre todos los integrantes. 

  • Y esa sentimiento de familiaridad hay que cuidarlo.

Cuidamos mucho la relación familiar que tenemos dentro de la hermandad. Estamos intentando que crezca y lo estamos notando, pero siempre estamos trabajando ese sentimiento de familiaridad para que la gente nueva se sienta a gusto, como los que estamos dentro de ella desde que nacimos. 

Es cierto que la juventud huye un poco de la religión y de la iglesia, pero no de hacer actos sociales, de ayudar a la gente y de estar dentro de un grupo. Por ese camino trabajamos la integración de los jóvenes dentro de la hermandad y poco a poco ya va llegando ese sentimiento por la religión. 

  • María Ramón es la Camarera de la Hermandad. ¿Cómo fue su nombramiento?

El nombramiento de María Ramón como camarera de la hermandad nace de un viaje que hicimos a Murcia a un congreso de Semana Santa de Hermandades del Huerto. Asistimos mi mujer y yo y también los padres de María Ramón. Hablando con ellos, nos decían su sentimiento de que su hija tenía mucha ilusión de ser Camarera de la hermandad, pero ellos hablaban con un sentimiento de “ojalá algún día pudiera ser”. A mí eso me llegó mucho, que unos padres tengan la ilusión pero que crean que su hija nunca pueda ser camarera por tener Síndrome de Down… Se lo comenté a mi mujer y pensamos que tenía que ser ella. 

María tiene 25 años, su bisabuelo fue fundador de la hermandad, su abuela vinculada a la hermandad desde siempre. Se lo merecía, ella y su familia tienen muchísima presencia en la hermandad y, además, ella es bondad, naturalidad, no esconde nada. Hasta su nombre, María, es simple pero cargado de significado. Es un amor, ella sale porque le gusta y porque lo siente. 

Nadie se esperaba su nombramiento y cuando se lo propusimos fue brutal. Convoqué a la ejecutiva, su madre está en la ejecutiva y su padre en el “Equipo J” y ese día lo monté para que estuviesen los tres en la reunión, y cuando lo dije solo me decía María: “Estoy emocionada, Hermano Mayor”. Fue un éxito, maravilloso. 

Este nombramiento no se ha hecho por romper ninguna barrera ni por ser “la primera hermandad que…”, se ha hecho por puro sentimiento y también por su historial dentro de la hermandad. Pero espero que sí sirva para que otras hermandades den el paso y que ningún padre se quede con el sentimiento de querer pero pensar que sus hijos no pueden llegar a ocupar estos puestos. 

  • Dentro de sus procesiones, ¿cuál diría que es la más especial?

La procesión del Lunes Santo, aunque espero que la que empezamos el año pasado sea la procesión por excelencia de la Hermandad en el futuro, ese traslado el Sábado, del Cristo y del ángel en un futuro no muy lejano. Es un acto serio, solo con la banda de tambores, desfilando con cirio, cada uno hace la procesión dentro de él y es una procesión de recogimiento con las mujeres turnándose para llevar a Jesús. Creo que esa será la procesión del futuro. 

  • Su banda de tambores cumple 20 años. ¿Por qué decidieron contar con una banda de tambores propia?

Hace 20 años que se hizo la banda, con gente muy joven. Son hermanos que pagan su cuota y que se brindan a tocar. Es importante tener una banda propia porque cada uno tiene una serie de inquietudes dentro de una hermandad, y tener varias posibilidades de incorporar a la gente dentro de ella es interesante. 

Nosotros tenemos gente que solo quiere llevar andas, porque esa es su ilusión. Hay otra que está dentro de la hermandad que solo quieren tocar. 

  • ¿Qué le aporta la Semana Santa?

Me aporta alegría, satisfacción de ver que la tradición familiar continuar. También compromiso, por llevar adelante la hermandad y encauzarla hacia el futuro, intentando darle esa continuidad para que siga hacia adelante. Abrir un poco el círculo familiar, ampliar la familia, no nos tiene que dar miedo meter la pata, hay que intentarlo, fallar y aprender. Hay que intentarlo, porque si seguimos con las mismas estructuras cualquier institución se hunde. Cuesta cambiar, pero si no existe el cambio no se puede seguir mucho tiempo. La gente joven ahora necesita otras cosas que nosotros antes no contemplábamos. 

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