Originalmente, la imagen es de madera y tiene unas dimensiones de 1’25 de altura sobre una base de 15 centímetros.
«Su estado es relativamente bueno, puesto que no presenta signos de infestación de insectos ni otras patologías. En principio, hay que hacerle una buena limpieza y renovar la pátina policroma original», tal y como ha informado el asesor del departamento de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural, Vicent Pellicer.
Presumiblemente, la imagen estaría entronizada en la ermita de Sant Joan del Castell de Bairén a partir de 1732, cuando se derrocó la antigua ermita medieval y se construyó una nueva con sacristía y una sala adyacente.
El anterior retablo fue sustituido por otro y se le pagaron 50 libras a un escultor. En 1791, el arzobispado decidió la supresión de las ermitas de Sant Joan, de Loreto, de la Purísima y la de Sant Antoni y Santa Bàrbara. Tan solo dejaba en actividad las ermitas de Santa Anna, la de les Ànimes y la de Sant Nicolau. La supresión de las actividades religiosas en la ermita de Sant Joan y del ermitaño que estaba a su cargo propició su profanación.
Es por eso que en diciembre del año 1800, todos los efectos religiosos de la ermita, entre los cuales se hallaba el retablo con las imágenes de Sant Joan Baptista y Sant Joan Evangelista se trasladaron al edificio del Ayuntamiento. Pocos años después, el retablo se trasladó a la iglesia de Sant Josep y al igual que otras imágenes, como la del titular, Sant Josep, esta también se pudo salvar y posteriormente entronizar en uno de los retablos originales laterales de la iglesia de Sant Roc.
«Respecto al estilo y autoría de la imagen, habrá que esperar al final de su restauración para dar más información”, ha concluido el historiador del arte.