Un olor especial y un escenario de colores. Letras, tapas y autores. Una primera pisada que ya te transporta a un universo diferente y especial. Y no solo se trata de su contenido, sino de todas aquellas personas que lo hacen realidad. Que transmiten esa magia y amor por todos y cada uno de los libros que posan en las estanterías, esperando a ser elegidos.
Las libreras y los libreros, sabios andantes de la actualidad que dan consejo a cada paso que deseas dar. El alma y la fiesta. El cariño y la sinceridad en cada una de las palabras que desprenden cuando, con una sola pregunta, saben hacia donde te deben llevar.
Un día especial al año se merecen estos establecimientos y sus integrantes. El 13 de noviembre de cada año -desde hace ya 9 años- se celebra el Día de la Librería. Veinticuatro horas para exaltar las genialidades de un establecimiento de cuatro paredes repleto de historias que desean ser contadas. Y, como asegura María Bravo, una librera gandiense: «Este día nos da visibilidad, nos convertimos en protagonistas y conseguimos que nuestros clientes y amigos nos visiten y compartan con nosotros un día especial».
En el centro y en las afueras. De distintos tamaños y diversos contenidos, pero siempre con la misma magia que desprende cualquier librería a la que entras. En Gandia tenemos grandes librerías que no debemos dejar escapar en un momento delicado, en el que la tecnología está arrasando con lo tradicional.
¿Quién no ha entrado alguna vez en Ambra? Un rincón de sueños que lleva con la sociedad gandiense desde el año 1983. Como dice María Bravo, su gerente: «No somos solamente una tienda de libros». Se trata de un lugar para soñar, viajar e incluso socializar. Establecimientos que desprenden un olor especial y que te dejan en el cuerpo otra sensación. La de estar viviendo en otro mundo y que te hace poder desconectar de cada uno de los problemas de la realidad. La de conocer autores, vecinos y libros que nunca antes habías imaginado. Salir un poco más sabio de como habías entrado.
Para esta librería gandiense ha sido una semana triste, pues ha perdido a su fundadora Pepa Ferrando. Un ejemplo de librera amante de su trabajo, de las letras y las historias. Justo en una semana en la que se celebra su día. Y hoy, más que nunca, van a apoyar a todas las librerías que luchan, día tras día, por seguir ofreciendo a todos los lectores aquello que desean sostener entre sus manos y sus recuerdos.
Cuidémoslas, ayudémoslas y respetémoslas en momentos de cambio e incertidumbre. «Las librerías nos adaptamos a todos los contratiempos», como asegura Bravo, que hasta en el confinamiento se sintieron «muy queridas». Todas ellas estarán siempre ahí para aconsejarnos y hacernos vivir viajes únicos que perdurarán en nuestras estanterías y, como no, en nuestras mentes.