El blackjack es uno de los juegos de cartas más populares en todo el mundo. Aunque su lugar de nacimiento es discutido muy a menudo son muchos los que dicen que el juego fue inventado en territorio español, en particular en Andalucía. Y tiene su fundamento, ya que los expertos en historia y literatura destacan la aparición de un juego que lleva como nombre “la veintiuna” en el relato corto de Rinconete y Cortadillo, escrito por Miguel de Cervantes, parte de las Novelas Ejemplares publicadas en el año 1613.
Como otros juegos de azar como los dados o la ruleta, jugar blackjack, tanto con cartas reales como en su versión online a través de plataformas virtuales, es una de las formas de entretenimiento más extendidas por toda Europa desde el siglo XIX. Por ello, no es raro leer referencias a este juego en otros países cercanos al nuestro, como Francia, dónde además se extendió de manera muy rápida (quizá por la cercanía a la Península). Tanto es así, que era uno de los juegos preferidos de las familias nobles francesas, llegando a comentarse que también lo era del propio Napoleón, aunque no hay datos que lo confirmen.
Dado que en España durante esa época se jugaban más a otros juegos como el treinta y uno (una variante del blackjack moderno), hay quien opina que el origen de este juego es francés, aunque la evidencia del libro de Cervantes en el siglo XVII parece confirmar que su invención fue española. En el relato, el escritor presenta a un personaje de origen andaluz que conoce este juego. Aunque hay algo que si que está claro, y es que los que realmente extendieron su uso fueron los colonos franceses, que lo llevaron a Estados Unidos, dónde se diseminó por todo el continente durante la época de la Fiebre del Oro.
Pero, ¿jugamos al mismo juego que describía el autor español en su texto? Hoy en día, utilizamos una baraja de tipo inglés o baraja inglesa con 52 cartas, de la que se eliminan los comodines. Una vez las cartas están listas, la persona que reparte las cartas, o el crupier si jugamos en un casino tradicional u online, baraja las cartas y reparte dos a cada jugador, que se sitúan en la mesa cara arriba. Por otra parte, la casa solo muestra una de las cartas. La meta final para ganar la partida es obtener 21 con estas cartas, o la cifra más cercana a este número. Si el crupier lo consigue antes, los jugadores habrán perdido la partida.
No olvidemos que, en el caso de que las cartas de los participantes sean bajas, estos pueden solicitar más hasta que decidan plantarse o alguien obtenga el valor. En cuanto al valor de las cartas, el Jack, La Dama y el Rey (J, Q y K, sus iniciales en inglés) tienen un valor de 10 y el as 1 o 11, dependiendo de lo fijado. Aunque es uno de los juegos de cartas que se consideran más fáciles de aprender, lo cierto es que requiere de estrategia y práctica, ya que debemos saber cuando debemos arriesgarnos y cuando no. Fuera o no inventado en nuestro país lo cierto es que es un juego atemporal que ha mantenido sus reglas y dinámicas casi intactas desde su nacimiento.